Psicología Militar
La psicología en tiempos de guerra
En 1999 la Psicología es considerada como una especialidad dentro de las Fuerzas Armadas y se incluye dentro del Cuerpo Militar de Sanidad.
La psicología militar se aplica a varios ámbitos. Uno de ellos es la enseñanza y formación del personal. También, realizan tareas de asesoramiento en lo relativo a comportamientos del propio personal, tanto de “fuerzas enemigas” como de la población civil del territorio sobre el que van a intervenir.
Otra área en la que intervienen es la evaluación y selección del personal tanto de los nuevos ingresos como del personal desplegado en las diferentes intervenciones que se realizan, como conflictos armados o intervención en catástrofes.
El objetivo es valorar rasgos de personalidad, comportamientos y la capacidad de adaptación y de afrontamiento que posee cada soldado a fin de asignarle el puesto que mejor se adecue a estas características. Este aspecto se relaciona también con la salud mental y los efectos psicológicos que pueden tener estas experiencias.
Es importante trabajar con el personal militar saber hacer frente a pérdidas de compañeros, a trabajar bajo circunstancias donde su vida puede correr peligro, saber controlar el estrés, etc.
Algunos de los trastornos psicológicos que pueden aparecer en esta población son trastornos del sueño, trastornos de ansiedad como el estrés postraumático, trastornos adaptativos, trastornos depresivos, consumo de sustancias adictivas, etc. Así pues, no solo se producen trastornos durante la actuación sino que algunos soldados han tenido dificultades en la readaptación al volver a sus hogares, tras haber pasado por estas experiencias.
Las familias de los militares también se pueden ver afectadas tanto al perder a un ser querido como cuando vuelven a casa y manifiestan estos problemas de adaptación. Además, otro aspecto a tener en cuenta, es que no es fácil para el funcionamiento y la dinámica de la familia el aceptar que un miembro pase temporadas fuera de casa, luego regrese, se vuelva a ir, etc.
El ejército se está modernizando por lo que también se incluye el trabajo relacionado con políticas de integración, en lo relativo a mujeres y personas de otras culturas y razas.
La población civil que sufre una guerra, ataque terrorista o una catástrofe natural sufre graves secuelas como consecuencia de estos conflictos. Esta vivencia genera sentimientos de miedo, inseguridad, desconfianza, incertidumbre, desamparo, etc. y suelen evolucionar en trastornos de ansiedad (ataques de pánico o estrés postraumático), cambios en los patrones de comportamiento, trastornos depresivos, etc.
En el caso de los niños a estos sentimientos se pueden añadir negación, culpa, retraimiento, y en algunos casos también rabia, conductas hostiles y agresivas.
Estas personas deben hacer frente a muchas pérdidas, tanto familiares como de sus hogares. En definitiva aceptar que la vida que conocían ya no está.