Problemas sociales de adolescentes conflictivos
Dificultades en la adolescencia
La adolescencia es un periodo de muchos cambios a diferentes niveles, donde el clima familiar se puede ver afectado por problemas de autocontrol derivados de la dificultad de manejo de las emociones asociadas a dichos cambios.
La adolescencia es un periodo de adaptación a muchos cambios, no solo los cambios físicos que incluyen aprender a manejar su sexualidad y aceptar los cambios corporales sino también, todos los cambios psíquicos y sociales que se producen en esta etapa.
A nivel social, es un momento de buscar las propias creencias y valores por lo que es normal que exista un cuestionamiento de las normas y búsqueda de independencia para encontrar su propio espacio. Además, a nivel psicológico supone la entrada al mundo adulto lo que implica el asentamiento de su identidad y de su autoestima y el manejo de las libertades y responsabilidades que eso conlleva. Es normal que se produzca un cambio en las relaciones familiares y que las relaciones con el grupo de iguales ocupen un lugar central, de hecho, es necesario para que aprenda a funcionar de manera autónoma.
En todo este proceso, es comprensible que el adolescente tenga sentimientos encontrados de frustración, soledad, tristeza, irritabilidad, inseguridad, apatía etc. Al fin y al cabo está en un momento de transición y unas veces responderá como el adulto que va a ser y otras, como el niño que está dejando atrás. Es estos momentos cuando pueden aparecer conflictos familiares, escolares o de otro tipo.
Aprendiendo a usar el autocontrol
Hay que ser comprensivos con todos los cambios a los que se enfrenta el adolescente ya que son nuevos para él y no sabe como manejarlos pero eso no implica la ausencia de límites ni de consecuencias a sus conductas.
Es importante establecer reglas claras sobre la convivencia familiar y han de ser respetadas por todos. Por ello, es importante que las normas y castigos sean estables y proporcionales a la situación como también lo es el reforzar y valorar lo que hace bien.
Uno de los problemas de los adolescentes es la dificultad para controlar sus impulsos y el autocontrol permite al adolescente un adecuado manejo de sus emociones, lo que le implica identificarlas y controlarlas.
El autocontrol es un proceso necesario pero que llega con el tiempo, es decir, es algo que se aprende por “ensayo-error” y sobre todo en base a los modelos que tiene en casa.
Los padres ejercen con su estilo educativo como un modelo, de tal manera que para que el adolescente aprenda a usar el autocontrol sus figuras de referencia deben enseñarle y mostrarle cómo hacerlo. Es importante mantener la calma y verbalizar de manera concreta qué ha hecho mal, de nada sirve entrar en una espiral de gritos ya que los padres no pueden perder de vista que los adultos son ellos.
La comunicación es algo vital en la relación padres-hijos, pero no siempre es del mismo tipo, varía según el niño crece. Cuando son niños pequeños hay poca negociación en cuanto a que comportamientos son admitidos o no; pero cuando los hijos son más mayores (adolescentes o jóvenes adultos) también hay ir dejando espacio para que hagan sus propias elecciones y negociar con ellos algunas reglas.
En resumen, es necesario crear un clima de comunicación, confianza y respeto mutuo donde el adolescente entienda que puede contar con sus padres para lo que necesite.
En ocasiones, para construir ese espacio es necesario recurrir a la ayuda de un psicólogo y así poder manejar, de manera controlada, las emociones que surjan. También es conveniente acudir a un profesional si aparecen conductas problemáticas como el uso de drogas, comportamientos agresivos o dificultades escolares.
En la consulta Psicología: Proceso y Cambio se trabaja para ayudar al adolescente a manejar las dificultades que presenta y para mejorar las relaciones familiares.
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