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Ruptura de una pareja: una decisión difícil

¿Por qué termina una relación?

Las razones por las que una relación de pareja puede terminar son múltiples y variadas. En general no suele haber un único motivo aunque si puede haber una causa o acontecimiento que lo precipite.

 

Dejar una relación

Una de las razones que puede llevar a que una pareja se plantee una separación es que uno de los miembros de la pareja, o los dos, sientan que han evolucionado a diferentes ritmos o estilos, y la relación no lo haya hecho con ellos por lo que les resulta insatisfactoria. Por ello, dejan de tener un proyecto común o de interesarse por el mundo del otro. Éste es un problema importante ya que, en las relaciones de varios años es normal que las personas cambien.

Las experiencias que vivimos nos aportan nuevos conocimientos, diferentes formas de entender la vida, nuestros objetivos pueden cambiar, etc. lo cual es algo completamente normal. De este modo, es necesario adaptarse a los cambios que se producen en la vida, ya que, cada etapa plantea retos o necesidades diferentes.

Otras rupturas se precipitan por infidelidades. En estos casos suele haber problemas previos que hacen que esta situación se pueda dar como puede ser una escasa comunicación, distanciamiento emocional, faltas de respeto, etc.

Tomar la decisión

La decisión de la ruptura no llega de repente, suele ser algo meditado, al menos por una de las partes. Previamente, suelen haberse experimentado periodos de crisis, un distanciamiento de la pareja, sentimientos de abandono o soledad, etc. También, seguramente habrán existido intentos de solución como intentar llegar a pactos, comprometerse a cambiar actitudes, pasar más tiempo en pareja, incluso hay parejas que deciden acudir a terapia para mejorar la relación.

Sin embargo, a veces llega un momento en que una persona puede ser consciente de que no funciona y los cambios no llegan. En definitiva, no se está satisfecho con la relación ni con lo que se está recibiendo. Se puede sentir que son más abundantes los malos momentos que los buenos, es decir, que no hay algo que “compense”. Si se llega a este punto, quizás sea necesario detenerse y pensar si es realmente lo que se quiere.

Miedo a equivocarse

Tomar la decisión de romper una pareja es difícil. Esto se complica aún más si hay hijos de por medio. Por eso, es normal que surjan miedos en torno a si es una decisión acertada, si aún se puede luchar, o incluso miedo a estar solo.

El miedo a equivocarse es completamente normal pero no hay que olvidar que si esa decisión se ha planteado, es que algo no va bien y hay algo que se debe cambiar.

Tanto si se trata de verbalizar la decisión de dejar la relación, como si se trata de aceptar la decisión del otro, es importante la comunicación. Hablar de cómo se siente cada uno y de que cree que les ha llevado a esa situación hará más sana la separación.

También, hay que tener en cuenta que las decisiones no son para siempre. La pareja puede tomarse un tiempo y quizás más tarde continuar la relación. Pero si esto sucede y se produce una reconciliación, es importante el diálogo para sentar las bases de cómo será la relación a partir de ese momento, teniendo en cuenta que va a ser diferente a como fue en cualquier etapa anterior.

Independientemente de la duración de la relación, romper una relación en la que uno se ha implicado emocionalmente es siempre doloroso y difícil.

Es importante darse tiempo para superarlo y se puede aprovechar esos momentos para saber qué se quiere y qué no en una relación, pensar a qué cosas se ha renunciado, reflexionar sobre los propios errores, etc. Así  mismo, apoyarse en personas del entorno y compartir nuestros sentimientos, hace que uno se sienta más acompañado y facilita este proceso. Por eso en Proceso y Cambio podemos trabajar juntos este proceso.

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