Las Relaciones de Pareja
La relación de pareja tiene una serie de características que la diferencian de otras relaciones, algunas de ellas serían:
- Proyecto común de futuro
- Sexualidad
- Espacio compartido
- Apoyo mutuo
La relación de pareja no es siempre igual, va cambiando a lo largo del tiempo, como lo hacen sus integrantes, es decir, es un proceso en constante construcción. No somos los mismos a los 25 años que a los 40. Nuestras necesidades, expectativas u objetivos cambian y por tanto la relación también lo hace. Una relación tiene que ser flexible para poder incorporar los cambios que se produzcan a nivel individual y a nivel de pareja. También, es importante que exista una buena comunicación: no solo de hechos acontecidos durante el día, sino también de nuestros deseos, miedos, pensamientos, etc. Otro aspecto importante de una relación es destinar tiempo a realizar actividades satisfactorias conjuntas y saber reservar un espacio propio de cada miembro.
Los problemas en la pareja
Todas las parejas se enfrentan a problemas o dificultades, y es algo normal. Tenemos que aceptar que en toda relación íntima existe el conflicto.
El problema llega cuando somos incapaces de resolverlo o no aceptamos que el otro tenga una opinión diferente y/o no sabemos llegar a un acuerdo. Por ello, se torna en una discusión constante en lo que nos sentimos frustrados y decepcionados. Ello nos lleva a alejarnos de la pareja, a ser menos tolerante con pequeñas discusiones y disminuye nuestra capacidad para solucionar el conflicto.
Algunas personas tienden a creer que los problemas de pareja están en el otro y ellos solo reaccionan. La relación es de dos, por lo que el origen y solución del problema también lo es.
Muchas parejas acuden a consulta tras algún detonante: infidelidad, problemas de comunicación, discusiones graves, problemas con las familias de origen que dificultan e interfieren en la relación de pareja, problemas sexuales, etc.
Es importante aceptar que estos problemas no suelen ser un hecho aislado, es decir, muchas veces estos “detonantes” están poniendo de relieve aspectos de la relación que no estaban funcionando hace tiempo. La terapia ayuda a ver cuáles son los problemas de fondo de la pareja, para intentar que no vuelvan a aparecer, y si lo hacen, sepamos manejarlos.
Para solucionar estos problemas es necesario cambiar el foco que tenemos en el otro y ponerlo en nosotros, preguntarse por qué eso me hace reaccionar así, que podemos hacer nosotros para cambiarlo y por supuesto, que necesitamos del otro.
¿Cuándo es importante recibir terapia de pareja?
Un psicólogo puede ser de gran ayuda cuando una pareja pasa por alguna crisis por la que se ven superados y no saben cómo resolver, y hay intención de luchar por la relación.
El instante exacto de acudir a terapia depende de cada pareja, de cuando sienten ambos que ese momento ha llegado. Pero es cierto que la terapia es más eficaz si se acude cuanto antes, cuando se empieza a detectar malestar. Antes que dejar pasar el tiempo y haya más deterioro en la relación. Podría resumirse en “Cuanto más nos alejemos de nuestra pareja, más nos costará acercarnos”.
Algunas señales de que necesitamos ayuda pueden ser: discusiones constantes sobre un mismo tema, sentimientos de desconfianza o rencor hacia nuestra pareja, faltas graves de respeto (verbales o físicas), una infidelidad que no conseguimos superar, desidia en la relación que lleva a no compartir espacios ni actividades, etc. En esos momentos la ayuda de un psicólogo puede servir para reparar la relación.
¿Puede realmente ayudar un psicólogo?
Un psicólogo puede ayudar a una pareja en crisis, pero ésta le tiene que permitir entrar en su mundo y estar dispuesta a trabajar y realizar cambios.
Un psicólogo ayuda a que cada miembro de la pareja tome contacto con sus necesidades y también con las del otro y a que aprenda a entender y aceptar que el otro no siente como él y por lo tanto no actúa igual.
El objetivo del psicólogo no es que la pareja no discuta, sino facilitar que la pareja viva su relación de una forma más saludable y satisfactoria para ambos poniendo el foco en la necesidad de iniciar cambios por ambas partes, en una mejora en la comunicación. Ello permite un mejor conocimiento del otro, de uno mismo y de la relación entre los dos.
En ocasiones, tras la terapia, la pareja decide no seguir junta. Es importante no vivirlo como un fracaso, sino como un proceso. El haber acudido a terapia de pareja les habrá ayudado a conocerse mejor a sí mismos y a saber vivir una relación de pareja de manera más sana.
La ruptura suele vivirse con culpa, soledad, sensación de fracaso y/o tristeza. Aquí, el papel del psicólogo puede ayudarles a manejar temas a los que se van a tener que enfrentar: comunicación a los hijos, familias, economía, temas organizativos del día a día y a intentar sobrellevar mejor estos sentimientos.