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La psicología y la motivación

Históricamente la psicología ha estado interesada en el estudio de la motivación. Sus antecedentes se encuentran en los pensamientos filosóficos, evolucionistas y fisiológicos.

La motivación es entendida como la fuerza que moviliza y dirige el comportamiento, por lo que sus principales funciones son la activación y la dirección de la conducta.

Motivación

Consta de tres componentes: biológico, conductual y cognitivo

Teniendo en cuenta estos tres componentes, o solo algunos de ellos, se han elaborado diferentes teorías para explicar, comprender o predecir la conducta humana.

Los modelos teóricos que dan más peso a los factores biológicos, se basan en conceptos como “instintos”, causas inconscientes de la conducta o mantenimiento de la homeostasis.

Otro grupo de teorías, se centran en la respuesta conductual-motora y relacionan la motivación a actuar con incentivos u objetivos a conseguir. Otros autores de esta orientación la relacionan con aspectos del condicionamiento.

Las teorías que se centran en los factores cognitivos ponen énfasis en los procesos perceptivos e intelectuales para explicar la motivación humana. Algunas de ellas introducen conceptos como el aprendizaje social, expectativas, satisfacción de necesidades, fenómenos de autorrealización o de crecimiento personal, valoración o atribución que se realiza de la conducta, etc. para explicar la motivación a actuar.

Una de las teorías más conocidas es la clasificación realizada por Madsen en la que establece diferentes tipos de motivaciones:

  • Motivaciones primarias: relacionadas con variables fisiológicas y niveles hormonales. Incluye la conducta exploratoria y la agresiva, la sed, el hambre, el sexo, el sueño, la evitación del dolor y la frustración, entre otras.
  • Motivaciones secundarias: resultado de la socialización y del aprendizaje, como son el motivo de afiliación, el motivo de poder, el motivo de logro y el motivo de posesión.

La motivación y la conducta

A pesar de las diferentes teorías, los autores coinciden en que siempre se actúa en respuesta a algo (exterior o interior). Dentro de esta “actuación” también se incluyen aquellos comportamientos que no son tan manifiestos, es decir, la omisión o la evitación de conductas también implica una decisión.

La motivación puede ser intrínseca, es decir, responde a variables internas procedentes del interior del individuo como son la satisfacción, la ilusión, el placer, la autosuperación, etc. También, puede ser extrínseca cuando hay un incentivo o recompensa externo, ya sea algo material, como dinero, o algo menos tangible como el reconocimiento en el trabajo. No son excluyentes, una conducta puede responder a ambas motivaciones.

Para motivarnos a actuar es importante marcarnos un objetivo y pensar que pasos tenemos que dar entre medias para conseguirlo. Por ello, es necesario meditar, luchar y no frustrarse con los tropiezos o “paradas” en el camino a nuestra meta.

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