El desarrollo psicosocial
El ser humano a lo largo de su crecimiento va desarrollándose a distintos niveles, como pueden ser a nivel cognitivo, sexual y social.
- A nivel cognitivo: desde la infancia a la adultez se lleva a cabo un desarrollo intelectual para alcanzar los procesos mentales superiores.
- A nivel sexual: se va produciendo una maduración biológica de los órganos sexuales, así como cambios en las conductas sexuales.
- A nivel social: se dan procesos que cristalizan la personalidad propia, y se adquieren las normas y reglas de la sociedad en la que vive. Se desarrollan recursos que le permiten responder y adaptarse a las distintas demandas del ambiente.
Como vemos estos procesos se producen en etapas a lo largo del crecimiento pero también están altamente influidos por la sociedad y las experiencias que se viven.
Uno de los autores que trató de sintetizar el desarrollo humano fue el psicólogo Erik Erikson con la Teoría del Desarrollo Psicosocial. Esta teoría tiene una gran influencia de la corriente psicoanalítica de Sigmund Freud pero da más peso a los aspectos sociales.
En su teoría, relaciona la edad con una serie de etapas o “crisis” en las que pone de manifiesto los hechos más significativos y las influencias sociales. La superación de estas crisis con éxito permite alcanzar un desarrollo adecuado y adaptativo.
En resumen, estas etapas son:
- Confianza vs Desconfianza: 0-1 año. Los cuidadores son los agentes sociales claves para que el bebé desarrolle sentimientos de seguridad.
- Autonomía vs Vergüenza y duda: 1-3 años. Alcanzar cierta capacidad de autonomía (andar, control de esfínteres). Los padres son los agentes sociales más relevantes.
- Iniciativa vs Culpa: 3-6 años. La familia es el agente social clave para alcanzar el equilibrio entre la iniciativa y el respeto a los derechos de los otros.
- Laboriosidad vs Inferioridad: 6-12 años Época centrada en alcanzar habilidades académicas y sociales. Los agentes sociales principales son maestros y los iguales.
- Identidad vs Difusión de Identidad: 12-20 años. Etapa donde cristaliza la identidad. Las relaciones con iguales son imprescindibles para el desarrollo del sentimiento de pertenecía al grupo y para forjar la identidad.
- Intimidad vs Aislamiento: 20-40 años. Formar relaciones de amor y compañerismo. Las personas clave son la pareja y los amigos íntimos.
- Generatividad vs Estancamiento: 40-65 años. Tareas relacionadas con la productividad en el trabajo, la educación de los hijos, etc. Lo principal es el cónyuge, los hijos y las normas culturales.
- Integridad del yo vs Desesperación: a partir de 65 años. Reflexión sobre las experiencias vividas a lo largo de la vida.
¿Los cambios influyen positivamente?
Como hemos visto, el ser humano está en constante cambio desde su nacimiento. A lo largo de la vida ha de enfrentarse y adaptarse, no solo a las demandas propias del desarrollo evolutivo sino también a las experiencias que vive.
Según se crece, se producen cambios en la vida de cada persona como rupturas de pareja, éxitos o dificultades en el trabajo, problemas familiares, etc. Estas vivencias no se enfrentan igual en todas las edades ya que, en cada etapa tenemos unas necesidades y unos recursos. Además, a raíz de estas experiencias, nuestros deseos, necesidades u objetivos pueden cambiar por lo que se requieren habilidades diferentes.
Es cierto que es más difícil acostumbrarse a los cambios repentinos y sobre todo a los no elegidos. En un primer momento se pueden experimentar un estado shock o sentirse bloqueado ya que, enfrentarse a lo desconocido genera miedo, inseguridad e incertidumbre. Hay que darse tiempo para asimilar y reflexionar sobre lo sucedido y cómo manejarlo.
Es importante no vivir el cambio como negativo sino como un algo que nos permite crecer como personas y afrontar las “crisis” de la vida de manera más exitosa. Pretender ser siempre los mismos solo va a dificultar el crecimiento emocional y personal.