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Cuando la familia influye en la pareja

La madre, la suegra en la pareja

Los conflictos relacionados con la familia de origen pueden ser de muchos tipos, como la implicación excesiva o la ausencia de ella, la existencia de faltas de respeto, intromisiones… Pero todos estos gestos coinciden en algo, en que no existen límites, reglas, ni jerarquías claras en la familia.

El que una pareja se una y decida iniciar un proyecto de vida en común va a implicar una separación con la familia de pertenencia y la formación de una nueva. Este proceso puede no ser sencillo si se vive como un abandono a los padres.

Nuevo matrimonio

Es importante reflexionar sobre la necesidad de un cambio en la relación ya que, se trata de un cambio de ciclo vital y que relacionarnos de otra manera no quiere decir que no se esté unido.

En una pareja afianzada es inevitable el pasar tiempo con la familia del otro y aún se estrechan más los lazos con la llegada de hijos al matrimonio. Es cierto que elegimos a nuestra pareja, y no a su familia, pero en una relación madura y sana se tiene contacto y relación con el mundo de la pareja lo que implica que se añadirán compromisos adicionales.

Hay suegras o madres que pueden mantener una relación más estrecha con sus hijos lo que en ocasiones les lleva a una intromisión en la vida conyugal. Esto suele tener que ver con la relación establecida con el hijo desde la infancia y la escasa separación emocional durante el crecimiento. En algunos de los casos, estos padres pueden haber centrado sus vidas en la atención y satisfacción a los hijos y al irse de casa para emprender su propia vida se quedan vacíos por lo que quieren seguir manteniendo esa relación.

Los padres pueden expresar reproches sobre lo que consideran escasas visitas, mostrar desacuerdo sobre la educación de los nietos, opinar sobre decisiones que solo atañen a la pareja, etc. También pueden existir problemas porque la familia rechace a la pareja del hijo lo que puede provocar que éste se sienta en medio de su familia y su cónyuge. Estas intromisiones pueden generar problemas en la pareja como tensiones, conflictos, distanciamiento emocional, etc.

Reglas flexibles en la pareja

En esta nueva pareja no hay unas reglas claras, cada uno aporta las que conoce de su modelo familiar y su manera de relacionarse. Por ello, hay personas que proceden de familias más aglutinadas y otras más independientes pero la pareja ha de encontrar y negociar el modelo con el que ambos estén cómodos. Estas reglas han de ser flexibles para afrontar los cambios de etapas o para reajustar lo que no funciona.

Para poner límites a las familias es fundamental establecer una comunicación buena y sana entre los cónyuges ya que, es la única manera de llegar a acuerdos y tomar una decisión con la que ambos estén satisfechos.

No se trata de elegir entre la pareja o la familia, si no llegar a acuerdos con la pareja sobre visitas, celebraciones especiales y momentos compartidos para poder comunicárselos a las familias.

La pareja no es un grupo, es una entidad propia que debe diferenciarse pero no hay que llevarlo al extremo ni poner límites rígidos que impidan la relación con la familia.

Este proceso no es sencillo, ni entre la pareja ni de cara a la familia. De este modo, la familia tendrá que entender que su hijo/a ha formado una nueva familia y que puede tomar decisiones con las que no estén de acuerdo.

Así pues, tanto la familia de origen como la familia creada por la propia pareja son importantes. Sin embargo, para establecer una relación sana entre ambas partes es necesario un equilibrio entre las propias reglas de la pareja y las costumbres de la familia de origen de cada uno.

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