El compromiso en la pareja

Compromiso y madurez

El compromiso es uno de los ingredientes que permite distinguir una pareja consolidada de una relación pasajera o que está empezando.

Cada pareja entiende el compromiso de una manera. Para unas puede ser el casarse y tener hijos y para otras este paso puede no ser necesario, lo común a ambas es un deseo de compartir un proyecto de vida.

El compromiso se establece poco a poco mientras se forja la pareja, es decir, no surge de un día para otro ni está en las fases iniciales de una relación.

Al principio de la relación, cuando nos encontramos en la etapa del enamoramiento, se tiende a la idealización de la pareja. En esta fase se siente deseo, inseguridad, nerviosismo ante el encuentro, etc. pero existe una distancia emocional.

Según avanza la relación, y se va conociendo a la pareja, la intimidad aumenta lo que permite conocer verdaderamente al otro. En esta fase, pueden aparecer los primeros conflictos pero es algo normal. Se trata de la dificultad en el ajuste de dos personas que son distintas y tienen necesidades diferentes, y este proceso requiere de tiempo.

Hay que aceptar y comprender que siempre tendremos diferencias con la pareja. Este aspecto es clave ya que, hay que reconocer a la pareja como distinto a nosotros y no pretender que tenga las mismas necesidades y deseos que uno mismo. Es importante darse tiempo para entender a la otra persona, no podemos olvidar que es muy habitual que se “hablen lenguajes distintos” por ejemplo, que un miembro sea más expresivo que el otro con las palabras y el otro se comunique más con gestos de cariño.

Para poder comprometernos con alguien, lo primero es tener que claro que queremos hacerlo. Para ello, es necesario que exista un buen conocimiento de uno mismo sobre lo que se quiere y se necesita de una relación. También, el conocer estos aspectos de la pareja para tratar de llegar a un “acuerdo” sobre el modelo de pareja con el que ambos se encuentran cómodos.

El compromiso tiene que ver con la madurez de la persona, la capacidad de asumir responsabilidades y alguna “obligación”. En la pareja, si hay compromiso los miembros se involucran en la vida del otro, se interesan por la familia, los amigos, el trabajo, las aspiraciones y preocupaciones, etc. Además, existe un apoyo recíproco incluyendo apoyo en proyectos individuales.

Todos sentimos algo de inquietud o preocupación por la idea de que la pareja puede hacernos perder nuestros espacios, amigos, etc. por ello es fundamental la comunicación sobre lo que queremos o necesitamos. Es importante sentir que esta unión no supone pérdidas sino un beneficio que nos implica un crecimiento personal. El poder disfrutar de actividades o momentos individuales no quiere decir que no haya compromiso, de hecho es algo sano para la pareja pero siempre tiene que haber momentos compartidos.